sábado, 6 de junio de 2015

Presentes en el Día del Maestro Rosaura Zapata Cano y los derechos de la niñez. Eduardo Garibay Mares

Presentes en el Día del Maestro Rosaura Zapata Cano y los derechos de la niñez

Eduardo Garibay Mares

La mujer es el ser supremo del género humano, quien a la capacidad física de generar, por su unión con el hombre, la vida de niñas y niños, suma también la aptitud inherente de constituir el sustento toral de avances educativos y científicos, en las diversas civilizaciones y culturas, desde los orígenes del mundo hasta nuestros días, y de ello es ejemplo Rosaura Zapata Cano, cuya vida y obra incidió en el objetivo de lograr en México la educación de excelencia desde la niñez.
Hija de la señora Elena Cano Ruiz y del capitán Claudio Zapata, María Rosaura Zapata Cano nació el 23 de noviembre de 1876 en La Paz, capital del actual estado de Baja California Sur, territorio donde por la participación de activistas en movimientos políticos, tanto a favor de Sebastián Lerdo de Tejada, presidente de la República del 1 de diciembre de 1872 al 20 de noviembre de 1876, como del pronunciado Plan de Tuxtepec para derrocarlo, encabezado por el general Porfirio Díaz, el capitán Zapata fue radicado en 1882 en la Ciudad de México, por haber sido militar opositor al general Díaz, que para entonces ya había arribado por primera vez a la Presidencia de México el 29 de noviembre de 1876, y quien se mantuvo en la cúspide del poder hasta el 25 de mayo de 1911 cuando la Cámara de Diputados aceptó su obligada renuncia como presidente de México.
Por la educación de excelencia y los derechos de la niñez
Por impulsar la educación preescolar en México, Rosaura Zapata es precursora de la educación de excelencia desde la niñez, que ella hizo realidad en bien del país desde principios del siglo XX, porque es derecho inalienable consagrado por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 5 de febrero de 1917, que en el artículo 3 enuncia, entre otras cuestiones, el derecho de recibir educación que tienda a desarrollar armónicamente las facultades del ser humano, que fomente el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia, y que contribuya a la mejor convivencia humana, al de robustecer el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, sustentada en ideales de fraternidad e igualdad de derechos; e igual, en ámbito internacional, por la Declaración de los Derechos de los Niños, vigente a partir del 20 de noviembre de 1954, que en el principio 7 garantiza, entre otras cosas, que al niño se le dé una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
Vocación magisterial ejemplar
Fallecido su padre en 1893, a Rosaura la apoyó su madre Elena Cano para que prosiguiese sus estudios, aunque con dificultades económicas, y así fue que encauzada desde niña en la vocación magisterial, logró su objetivo de ingresar a la Escuela Normal de Profesores de Instrucción Primaria, y titularse como profesora de educación primaria, en 1898, para ejercer la docencia, lo que hizo en 1899 al empezar como ayudante en la Escuela Nacional Primaria Número 34, de donde salió becada por el gobierno federal en 1902, a fin de realizar estudios en torno al kínder garden, jardín de niños, en Estados Unidos, y especializarse en educación preescolar y pedagogía en San Francisco, California, y en Boston, Nueva York. Pionera en la creación de jardines de niños, al regresar a México en 1903 fundó y dirigió la Escuela de Párvulos Número 2, con respaldo y reconocimiento del presidente Díaz y del ministro de Educación, Justo Sierra, que consolidaron oficialmente desde entonces su carrera profesional en el magisterio, dedicada totalmente a fomentar la educación preescolar, puesto que la educadora por antonomasia hizo de su vida una entrega generosa a favor de la niñez.
Tras abrir en 1904 dos jardines de niños, sus estudios en Alemania, Francia, Bélgica, Suiza e Inglaterra, y su conocimiento en cuanto a kindergarten: jardín de niños, instituciones creadas por el suizo Enrique Pestalozzi, y por el alemán Federio Fröebel, afianzaron desde 1906 la continuidad de su tarea de incrementar en México la creación de más escuelas de educación preescolar, labor que prosiguió en el contexto de la Revolución Mexicana, iniciada el 20 de noviembre de 1910, cuando asimismo impartía cátedra en la Escuela Normal Nacional. Periodo revolucionario cuando en el gobierno que Venustiano Carranza presidió del 1 de mayo de 1915 al 21 de mayo de 1920, la insigne educadora estableció en Veracruz el primer jardín de niños. En 1926 fue titular de la Inspección de los Jardines de Niños, en el Distrito Federal, y el secretario de Educación Pública, José Manuel Puig, la comisionó para consolidar la educación preescolar en Baja California Sur. Titular de la Inspección General de Jardines de Niños, creada en 1928 al instituirse el Sistema Nacional de Enseñanza, y también gestora del Instituto de Información Educativa Preescolar, encabezó la Dirección General de Educación Preescolar, y creó el Sistema de los Jardines de Niños. Precursora en México de la educación lúdica, para aprender jugando, al participar en congresos panamericanos sobresalió por sus propuestas en Washington DC, en 1942, cuando asumió la jefatura del Departamento de Educación Preescolar, de la Secretaría de Educación Pública; y en 1947, creada por su decisiva intervención la Escuela Nacional para Maestras de Jardines de Niños, se encargó de la Dirección General de Educación Preescolar.
Paralelamente, además de su colaboración en las revistas El Maestro, Aladino y Jardines de Niños, su legado académico impreso comprende las obras: La educación preescolar en México; Técnicas de jardines de niños; Cuentos y conversaciones para jardines de niños y escuelas primarias; Rimas para jardines de niños; Cantos y juegos, en cinco tomos; Técnicas de la educación preescolar; y Educación preescolar. Vida de plenitud docente que en 1948 fue festejada, al cumplir 50 años de excelso ejercicio profesional, e igual, reconocida por su aporte pedagógico y directivo en pro de la niñez, Rosaura Zapata mereció en México la Medalla Belisario Domínguez, conferida por el Senado de la República, y la Medalla Maestro Ignacio Manuel Altamirano, recibida a través del titular del Poder Ejecutivo Federal, e internacionalmente, el Premio Eva Perón, otorgado por Argentina.
Educadora de la niñez mexicana, la distinguida profesora murió el 23 de julio de 1963 en la Ciudad de México, de donde sus restos mortales, sepultados en el Panteón Jardín, fueron trasladados el 23 de noviembre de 1985 para ser depositados en la Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres de la ciudad de La Paz, a fin de cumplir su voluntad de ser sepultada en la tierra que la vio nacer.
Ejemplo de mujer, que igual honra el cotidiano ejercicio profesional del magisterio en pro de la niñez y de la juventud estudiosa de México, en el festivo Día del Maestro en este 15 de mayo de 2015, la memoria de María Rosaura Zapata Cano ilumina el presente y futuro de la educación de excelencia en la República mexicana.
¡Feliz Día del Maestro!

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