José Garibay Romero
luchador de la razón y la
justicia social
Enmarcado en su 51 Aniversario
Luctuoso por la Historia
de Michoacán y de México
Eduardo
Garibay Mares
Junio 15
de 2015
Hijo
de Francisca Romero Navarro y de Camilo Garibay Ríos, mi padre José Garibay
Romero nació en Chavinda, Michoacán, el 10 de mayo de 1908, y fue bautizado el
siguiente día 11, aunque en el registro civil figura como nacido el 23 de
agosto. El 15 de junio de 1964 murió a los 56 años de edad, en Morelia, ciudad
capital de la entidad michoacana.
Luchador
de la razón y la justicia social, el michoacano José Garibay Romero es parte de
la historia de Michoacán y de México, como lo documentan, por ejemplo, las
obras del profesor Jesús Múgica Martínez, del doctor Raúl Arreola Cortés, del
doctor Enrique Guerra Manzo, y del historiador Gabriel Hernández Soria; así
como el hecho de que su espíritu sencillo y la grandeza de su ser viven en la
memoria y en el corazón de quienes lo conocieron y de su gente.
En la consolidación y
creación de organizaciones michoacanas y nacionales
Fue
en agosto de 1938, en el Congreso de Unificación Campesina realizado en el
Teatro Ocampo de Morelia, que José Garibay Romero efectuó, como Secretario
General, la transición para que la Confederación
Revolucionaria Michoacana del Trabajo, CRMDT, diera origen a la Liga de Comunidades Agrarias
y Sindicatos Campesinos en Michoacán, y así coparticipar en la creación de la Confederación Nacional
Campesina, CNC, el día 28 del mismo mes en el Teatro Hidalgo de la Ciudad de México, cual
documentó el profesor Jesús Múgica Martínez, en su libro La Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo.
José Garibay Romero. 1946. FOTO/Archivo Histórico José Garibay
Romero,
AHJGR.
De
igual forma, el nicolaita Raúl Arreola Cortés, ex rector de la Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, UMSNH, en su investigación Algunas notas para la historia del movimiento obrero en Michoacán,
dio fe, como testigo que fue de los hechos y como historiador documentado, de
la entereza de Garibay Romero, quien en abril de 1937 fue electo secretario
general de la CRMDT ,
institución fundada en 1929 por el General Lázaro Cárdenas del Río, para
integrar a comunidades indígenas, campesinos, trabajadores de talleres y
fábricas, y a profesores, a fin de proteger sus vidas y defender las relativas
conquistas logradas, esto es, que la organización formaba parte del proyecto de
nación cardenista, mismo cuya
continuidad se vio rota entonces en Michoacán, dado que el gobernador Gildardo
Magaña auspició la desintegración de la CRMDT , previa alianza y maniobras para atraerse
una facción de aquella organización, y para ello contó con el apoyo de algunos
líderes, lo cual coadyuvó al gobernante en su combate tanto contra la
confederación como en contra de Garibay Romero, en un contexto que el doctor
Arreola documentó al escribir textualmente: “Los militantes que permanecimos
fieles a la
Confederación fuimos perseguidos y encarcelados, y el último
Comité Ejecutivo durante más de un año tuvo numerosos enfrentamientos con el
gobierno… Muchos seguimos trabajando con este comité, en tanto se fortalecían
con el apoyo de Magaña los grupos favorables a su gobierno”.
Una
etapa en la trayectoria de lucha social de Garibay Romero, de la que también
trata Enrique Guerra Manzo, de la Universidad Autónoma
Metropolitana Xochimilco, en su obra Poder
regional y mediación política en el Bajío zamorano, 1936-1940, al
investigar acerca de la forma de ascenso del agrarismo, en la segunda década
del siglo XX, así como sus puntos culminantes y tendencias en los años 30, con
relación a la reforma agraria que el presidente Cárdenas efectuó sustentado en
su plan sexenal de gobierno 1934-1940.
Por
eso fue que siendo su objetivo corroborar causas de arribo y permanencia en el
poder regional de Juan Gutiérrez Flores, personaje central de su investigación,
Guerra demostró que la ruptura del gobierno michoacano con la política
cardenista se dio tras el reparto de tierras de las haciendas del Bajío
zamorano, conforme demandaban desde 1924 campesinos lugareños, el cual efectuó
Cárdenas el 24 de junio de 1936, tiempos en que Gutiérrez acrecentó su poder
regional, al cobijo, paradójicamente, de su alianza con el gobernador Magaña,
puesto que así aprovechó: primero, la política cardenista y la adhesión
solidaria de agraristas a la
Confederación , que en 1937 encabezaba Garibay Romero, a quien
Magaña tomó como su enemigo por considerar que no lo había apoyado en su
candidatura al gobierno de Michoacán, al que accedió de 1936 a 1939; y segundo, su
mando sobre el campesinado de Zamora, que le facilitó incidir al interior de la Confederación y
fortalecer su alianza con el gobernador, más aún cuando se delimitó la facción
de Pablo Rangel Reyes, desde su cargo de Secretario de Comunidades Agrarias
dentro de la CRMDT ,
quien también estaba relacionado con Magaña.
Así
las cosas, detectadas por Guerra las interacciones de Gutiérrez, del gobernador
y de Rangel, en el proceso faccioso igual demuestra la tendencia retrógrada
inserta en el sindicalismo agrarista michoacano, tras ocurrir el referido
reparto agrario, puesto que tal segregación conllevó al estallido de conflictos
entre confederados, como los ataques de comisariados ejidales, en distintas
comunidades, contra ligas femeniles y antialcohólicas locales, que en pro de la
familia lucharon por lograr niveles superiores de bienestar y por liberar a los
hombres del alcoholismo, confrontaciones que ejemplifica el caso de la Liga Femenil de
Zamora, cuya presidenta le dirigió el 5 de febrero de 1937 una carta a Gutiérrez,
para recalcarle que a causa de agresiones verbales y amenazas de daño físico
por parte de sus allegados, de las que él sabía, el Teatro Francisco I. Madero
ya no sería sede de sus asambleas, como Cárdenas les había indicado, por lo que
seguras de que Gutiérrez conocía de la creciente división que al seno de su
agrupación femenil ocasionaban tales personas, le informaron del acuerdo de
efectuar sus asambleas en la Escuela Gabriela Mistral, para no continuar
victimadas por gente que obraba con criterio poco revolucionario, que las
insultaba y amenazaba con darles una paliza.
Como
la presidenta hizo llegar la queja a Garibay Romero, éste, en carta del 8 de
febrero ordenó a Gutiérrez el cese inmediato de hostilidades contra la liga
femenil, efectuado por inconscientes cuya mentalidad antirrevolucionaria se
revelaba al agredirlas verbalmente y al obstaculizar con hechos su labor. Sin
embargo, la sempiterna problemática que afecta a la mujer prevaleció sobre la
lucha de la razón y la justicia social del señero Garibay Romero, ya que al ser
grupos más débiles, las ligas femeniles no sólo fueron agredidas sino que
resultaron presa fácil de comisariados ambiciosos de sus parcelas, que llegaron
a despojarlas de ellas, como en el ejido de Jamandúcuaro, Tlazazalca, cuando
Gutiérrez en vez de solicitar el cese del comisariado por denuncias de
hostigamiento contra la liga femenil, se limitó a solicitar se corrigiese el
hecho, en oficio del 20 de noviembre de 1940, con todo lo cual Guerra evidenció
que en el ejercicio de poder y mediación regional, aliado al gobernador en
turno y al líder Rangel, Gutiérrez se empeñó para permanecer en la coalición en
contra de la confederación de indígenas, campesinos, obreros y profesores, así
como en contra de Garibay Romero, uno de los promotores y ejecutores del
proyecto de nación cardenista, por lo que el aliado en cuestión no tuvo empacho
en afirmar que no permitiría que sus comisariados se pasasen a la oposición, ni
a favor de la CRMDT
ni de Garibay Romero, como lo suscribió el 25 de enero de 1939 en la carta
dirigida a Rangel, al reiterarle a éste su lealtad, aunque ello implicase
romper con su antiguo amigo Ernesto Prado, principal líder de Chilchota, quien
en varias ocasiones ayudó a Gutiérrez y a los agraristas zamoranos.
Su semblanza en la historia
michoacana y del país
El
historiador Jorge Gabriel Hernández Soria documenta en su obra de investigación
histórica Los de la Confederación. Cómo se formó en
Michoacán el sistema político que duró 60 años, la semblanza biográfica de
José Garibay Romero, en la cual a la letra dice, entre otras cosas, que:
Fue
el último dirigente estatal de la Confederación. Nació el 10 de mayo de 1908 en
Chavinda, pueblo al inicio del Bajío zamorano y cuya vida económica estaba
marcada por la hacienda de Guaracha. Fueron sus padres Camilo Garibay Ríos y
Francisca Romero Navarro. José Garibay vivió la niñez normal de un pueblo
pequeño. Por su edad no participó en la Revolución. Cuando falleció su padre, a los 4
años el niño pasó al cuidado de un hermano de su padre, llamado también José
Garibay. El niño pronto entró a ayudar a su tío en una tienda miscelánea que
tenía en la misma población.
José
siempre tuvo cercanía a la religión católica. Participaba en la vida parroquial
y estuvo colaborando con el cura de lugar quien le enseñó a leer y escribir.
Con esa habilidad se le requería en la tienda como lector y redactor de cartas
y comunicados personales y oficiales. Con buena letra y carácter metódico
pronto empezó a ganar unos centavos por esas tareas complementarias a las del
mostrador del establecimiento que, como se usaba entonces, vendía de todo:
comestibles, aperos de labranza, ropa, papelería, mercería. En cierto momento,
durante la visita a la región que hizo el Gobernador Gral. Lázaro Cárdenas, en
que algunos de los peones de Guaracha iban a elaborar un oficio respaldando la
solicitud de tierras, Garibay Romero fue requerido para escribir el ocurso. El
documento redactado gustó al General, quien mandó llamar al joven y lo invitó a
participar en la organización de campesinos y obreros que por entonces se
estaba formando en el estado. Fue así como Garibay Romero se involucró con el
movimiento agrario que tendría, en el enfrentamiento entre la “seda” Guaracha y
la “hilacha” de los agraristas, una importancia trascendental regional. Fue
esta una situación muy especial pues la gran mayoría de los peones no querían
solicitar las tierras de la inmensa hacienda. Tocó a los líderes confederales
convencerlos y, con el tiempo, obtener la dotación de tierras a los Ejidos de
Chavinda, Guarachita, Pajacuarán, Totolán, Jiquilpan, Venustiano Carranza y
otros.
De
manera natural, Garibay Romero pasó a formar parte de la Confederación
Revolucionaria Michoacana del Trabajo. Se convirtió en
Secretario del Ayuntamiento y posteriormente Presidente Municipal de Chavinda.
Fue electo diputado local y con ese carácter se convirtió en Secretario General
de la CRMDT en
1937. En ese año debió hacer frente a la división interna que venía arrastrando
la organización desde hacía dos años, a partir del conflicto de autoridades que
se dio entre el fundador, Lázaro Cárdenas del Río, con el Gobernador Benigno
Serrato, para entonces ya desaparecido.
Sus
compañeros secretarios en el comité confederal fueron: en Industria, Emigdio
Ruiz Béjar; Comunidades Agrarias, Pablo Rangel Reyes; Sindicalización, Pablo
Salazar; Educación Socialista, Profr. Francisco Fabián; Cooperativismo, Vicente
Villa; y en Tesorería y Estadística, Jesús Montenegro. Como Presidente
Confederal impulsó la impresión del periódico titulado Frente Único. El Director era Raúl Arreola Cortés y su Jefe de
Redacción Alfonso Soria.
En
el periodo de Garibay Romero, la
CRMDT se constituyó como parte fundadora de la Confederación Nacional
Campesina. Se formó en Michoacán la
Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos. El
primer dirigente cenecista en el estado fue Pablo Rangel, miembro del Comité
Confederal en funciones. A él le tocó llevar la representación estatal al
evento de unificación campesina nacional el 28 de agosto de 1938. La Confederación , a
través de Garibay Romero, reconoció a la Liga como su legítima sucesora e hizo entrega a
ésta, de la Casa
del Obrero y Campesino en el conjunto de San Francisco, en Morelia. De los
confederados del sector obrero, la mayoría se encuadraron en la Central de Trabajadores de
México, cuyo primer dirigente estatal fue Roberto Chávez, y el resto en otras
centrales. Garibay Romero, por su parte, continuó activo en la política y
participó apoyando a General Dámaso Cárdenas en su primer intento por obtener
la gubernatura constitucional de Michoacán. Trabajó como pagador y después como
Tesorero de la Junta Local
de Caminos.
Fue
Senador Suplente y en 1944 resultó electo Diputado Federal por el 6º Distrito
de Apatzingán. Durante la campaña Henriquista permaneció en el PRI. En el
periodo gubernativo de David Franco Rodríguez desempeñó el cargo de Tesorero
General del Estado.
Previamente,
el autor Hernández Soria había publicado el artículo “José Garibay Romero,
michoacano nacido en Chavinda. Líder de la Confederación
Revolucionaria Michoacana
del Trabajo, antecesora de la
CNC ”, el 17 de septiembre de 2007 en el periódico Prensa Libre, investigación histórica en
la que culminó la semblanza biográfica de Garibay Romero al narrar, que: casado
en el año 1930, con Esther Mares Salcedo –mi madre–, tuvieron seis hijas y tres
hijos, y que tras fallecer su esposa el 10 de enero de 1949, posteriormente
contrajo nupcias con Ma. Consuelo Pérez, con quien tuvo un hijo y una hija. Fallecido
el 15 de junio de 1964 en la ciudad de Morelia, fue sepultado en el Panteón
Municipal.
Corolario
En
el 51 Aniversario Luctoso se destaca la documentada y perenne memoria histórica
de José Garibay Romero, Secretario General de la Confederación Michoacana
Revolucionaria del Trabajo, CMRDT, en la etapa en que ésta evolucionó en
Michoacán, en agosto de 1938, para dar vida a la Liga de Comunidades Agrarias
y Sindicatos Campesinos, y enseguida a la Confederación Nacional
Campesina, CNC, en el país.
Memoria
que documenta el ser y quehacer de un hombre de su tiempo; de pensamiento,
acción y obras vigentes en todos los tiempos; y que para ejemplo de
generaciones actuales y futuras ha quedado inscrito en la historia de Michoacán
y de México, encauzado en su lucha por la razón y la justicia social, cual José
Garibay Romero lo señaló al expresar, en 1930, en sesión agraria de Chavinda
que:
“Nosotros tenemos un deber
por encima de todos los demás y es el deber de procurar un mejor porvenir para
nuestros hijos, que coman mejor, que vivan con comodidad decorosa, que tengan
oportunidad de educarse y que no vivan sujetos a la explotación como vivieron
nuestros padres y nosotros mismos”.
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