domingo, 8 de abril de 2018

Gobernante voluntarioso y demagógico. Plaga mundial creciente en 2018. Eduardo Garibay Mares

Gobernante voluntarioso y demagógico. Plaga mundial creciente en 2018
-
-
Eduardo Garibay Mares
Lunes 9 de abril de 2018

Plaga de gobernantes necios en el mundo
Luego de las naturales palabras “mamá” y “papá”, otra de las primeras palabras aprendidas es “quiero”, misma que el bebé utiliza con egoísmo y egocentrismo manifiestos.
Similarmente, “por la patria y por el pueblo” son palabras del voluntarioso político demagógico que “quiere” ser gobernante, o que ya lo es.
Fuerza de voluntad pero no terquedad e inmadurez
La voluntad es un fenómeno activo por el cual el ser humano tiene conciencia de ser él mismo el punto de partida de una acción y artífice de su cumplimiento, de ahí que al constituir la elección de lo que se quiere la primera fase del acto de la voluntad, el bebé exige lo que quiere porque asimismo sabe, en cuanto a los medios de los que ha de servirse, que para obtener todo lo que desea tiene a su disposición a sus padres, abuelos, tíos y a aquellos que lo rodean, quienes, como suele ocurrir, lo malcrían.
Malcriados gobernantes y candidatos políticos en México
Lo mismo pasa en México con el malcriado gobernante que tiene a su disposición a obsequiosos colaboradores, a dirigentes de su partido político, y a militantes, que coadyuvan en la manipulación y acarreo de personas, cuya presencia en manifestaciones políticas obligan con becas, bonos o despensas, así como también cuenta con medios de comunicación que aplauden tales acciones y obra pública de relumbrón, mientras se margina a la población mayoritaria de educación excelente, trabajo, salud, seguridad y vida digna.
No hay duda que mientras en el bebé caprichoso, el exclamar “quiero” y expresar de un modo categórico su propia voluntad es, obviamente, la manifestación primaria de una personalidad que está en proceso de maduración; en tanto que en el gobernante-bebé el expresar “quiero”, “por la patria y por el pueblo”, es sólo mera reiteración de su perenne inmadurez.
Gobernantes-bebé malcriados en el mundo y en México
Así en nuestros días, como es el caso del bebé caprichudo, cada egocéntrico gobernante-bebé se siente el centro del universo, y en cierto sentido lo es, ya que él identifica “su” pequeño universo con el universo entero, toda vez que quiere y ordena y es obedecido, dentro y fuera del marco de la ley, impunemente ¡no faltaba más! Puesto que él, voluntariosa y demagógicamente, “quiere, quiere siempre, quiere intensamente”, como lo dijo el primer poeta trágico Víctor Alfieri, nacido en Italia en 1749 y fallecido en 1803, actitud que día a día aplauden los corifeos con que cuenta, en el “show” mediático de la tragicomedia política mexicana, mientras el país se debate en crisis.
Sintetizadas por Alfieri, en su poema, las fases voluntariosas de caprichudos y demagógicos gobernantes-bebé, que lacran nuestros días, son la versión negativa de las distintas fases del acto de la voluntad, consistentes en:
- Tomar una decisión,
- Tener capacidad para perseverar en lo elegido; y- Saber  poner  adecuadamente  en práctica los medios para conseguir el fin.
Voluntad de gobernante auténtico
La voluntad comprende en su proceso el estadio inicial en que se elige lo que se quiere, el cual permite diferenciar a gobernantes en dos grupos que son:
- El de caudillos natos, que saben llevar a cabo una
empresa por ellos decidida e ideada; y
- El de imitadores, que retoman y acomodan a su conveniencia iniciativas de otros; y para quienes “manipuladoramente” equivale al “siempre”, y “tercamente” se equipara al “intensamente”, de lo dicho por Alfieri.
Esto es, que como resultado de la inmadurez crónica el malcriado imitador “quiere, quiere manipuladoramente, quiere tercamente”.
Ello, porque la perseverancia es la capacidad de seguir adelante, con constancia y firmeza, hasta culminar la acción elegida, lo cual es una característica fundamental, intensamente activa, que no debe confundirse con terquedad u obstinación, que son en sí formas nocivas con que los gobernantes-bebé imponen su capricho, sin más fundamento que decir “sí” a esto y “no” a lo otro, incluso desbordados en ocasiones del marco legal.
Igualmente indispensable es la capacidad para realizar lo que se ha decidido hacer.
Perfil psicológico del caprichudo gobernante-bebé
Consabido es que el caprichudo gobernante voluntarioso y demagógico, aislado de la realidad, nunca entiende que no todo lo que quiere lo puede obtener, y por ello su caso es similar al del pequeño bebé déspota, cuyos familiares y personas de su entorno reaccionan de la misma forma: primero, al satisfacer todos sus caprichos, luego, al emplear los más extraños y a veces perniciosos medios para desviar o atenuar la potencia de su querer, con lo que acrecientan su volubilidad; y después, al conformarse con que el encaprichado bebé añada un “por favor” o  algún gesto chistoso, para concederle todo lo que exige y reírle sus “gracias”.
Creciente plaga mundial de caprichudos que “quieren” gobernar
Como la perseverancia es elemento de la voluntad, a fin de perdurar actividades en el tiempo, y la capacidad es también una característica cuantitativa  que debe añadirse, para saber controlar entusiasmos excesivos y elegir el medio idóneo para conseguir el fin, es obvio que no basta con decidir que se “quiere” ser gobernante, contender en campañas electoreras y triunfar en los comicios, porque para ser un gobernante auténtico hay que conocer la propia aptitud para el cargo y mostrar, en el respectivo ámbito, trabajo y resultados en bien del país, antes, durante y después de contender y ganar.
De ahí que en la tierna edad de maduración en proceso del bebé y en la inmadurez viciosa del adulto, el malcriado bebé o adulto caprichudo no comprendan que la realidad es otra, y que para conseguir su capricho no basta con “querer”, ya que en las diversas fases del acto de voluntad el decir “quiero” sólo implica que se quiere algo, porque deviene del primer paso dado por el individuo, a menudo indeciso, al elegir su meta, pero que falla al escoger su camino, etapa ésta donde la voluntad genera un procedimiento activo, mediante el cual el ser humano decide en qué sentido dirigir su propia conducta, en la empresa elegida, y donde la dificultad consiste en mantener firme la decisión tomada y en saber realizarla.
Plaga de encaprichados que “quieren” ser gobernante
Es así que en el actual 2018, fácil es para el encaprichado “querer” ser gobernante, seducido por la situación de caos que desde hace más de cuarenta años agobia a México, y que en nuestros días se recrudece por el contexto de incertidumbre que favorece el oportunismo.
Sí, un contexto de incertidumbre que posibilita satisfacer el capricho de toda persona inepta que quiere ser gobernante, gobernante-bebé caprichudo y terco, sin importar que no tiene ni la firmeza para mantener el rumbo, ni la menor idea de cómo realizar lo que se necesita, ya que sólo es un encaprichado que carece de la perseverancia y capacidad, con la que se distingue la voluntad ejemplar con la que sí cuentan la mayoría de mujeres y hombres en la política y demás campos de la actividad humana en la República mexicana.
Corolario
Hoy en día, la situación se agrava por el creciente número de gobernantes-bebé que plagan al mundo y que con tragicómica pugna internacional de gobernante malcriado contra gobernante mimado, amenazan la paz y probablemente la vida del planeta Tierra y su gente; al igual que en la tragicomedia mexicana la pugna de gobernante déspota contra gobernante chiqueado, y viceversa, voluntariosamente enfangan al Estado mexicano y ponen en riesgo al país.
Ni más ni menos.

Creciente plaga de gobernantes tercos amenaza la paz y probablemente la vida del planeta Tierra y su gente.


-

-









No hay comentarios:

Publicar un comentario