Nació Morelos en Valladolid, ciudad
capital del Obispado de Michoacán
Eduardo
Garibay Mares
Septiembre
30 de 2015
El
día 30 de septiembre de 1765, la señora Juana Pavón, quien se hallaba en el
noveno mes de embarazo, y su esposo José Manuel Morelos Robles, se dispusieron
a ir con su hijo José Nicolás, de dos años de edad, a la misa dominical de la
cercana iglesia de San Agustín, a la que llagarían a pie desde su domicilio
ubicado también a poca distancia de la capilla del Prendimiento, en la ciudad
de Valladolid, capital de Michoacán.
Concluido
el rito religioso, al salir del templo y encaminarse hacía el oriente, la
señora Juana empezó a sentir los dolores que le anunciaban el parto, por lo que
precavidamente siguieron su camino a casa, y luego de pasar frente a la puerta
principal del edificio que a la fecha era hospedería de frailes agustinos, tras
doblar la esquina y dirigirse con rumbo al sur, la señora Juana apenas pudo
avanzar y llegar a la puerta lateral de dicho albergue, donde se adentró en el
pasillo y a unos cuantos pasos de la calle dio a luz a su segundo hijo. . El hermano
mayor de José María fue José Nicolás, y María Antonia su hermana menor.
Su nacimiento en
significativa circunstancia
Ser humano sublime, José María Morelos y Pavón irradió su grandeza desde la significativa
circunstancia humilde de su llegada al mundo.
Sorprendida
por el alumbramiento y feliz por la buena ventura, Juana Pavón, nacida en
Querétaro, ya radicada en Valladolid se había casado a los 15 años de edad, el
18 de febrero de 1760, con Manuel Morelos, de 18 años y originario de Zindurio,
población situada a menos de seis kilómetros de la urbe michoacana.
Casa Natal de Morelos,
vistas exterior e interior del lugar donde nació , tras la puerta, a un lado de
la hoja derecha, en la imagen interior. FOTO/Eduardo Garibay Mares
La
joven madre era hija de la señora Juana María Estrada, ya fallecida, y del
profesor José Antonio Pérez Pavón, graduado de Bachiller en Artes en la Universidad de México,
originarios ambos de Apaseo, Guanajuato, y es el caso que por su madre se le
puso Juana y por su padre llevó el apellido Pavón. En tanto que el impresionado
y dichoso padre Manuel, de oficio carpintero, era hijo de Jerónimo Morelos y
Luisa Robles.
El
espontáneo advenimiento de su segundo hijo ocurrió casualmente en el día de San
Jerónimo, Doctor de la
Iglesia Católica del que provenía el nombre del abuelo
paterno del niño, aunque no fue así como se le llamó cuando, según la usanza de
bautizar a las criaturas casi recién nacidas, en la catedral cuatro días
después el cura Francisco Gutiérrez de Robles exorcizó solemnemente, puso óleo,
bautizó y le puso crisma al infante recién nacido, al que le puso por nombre José
María Teclo, hijo legítimo de Manuel Morelos y de Juana Pavón, españoles, a la
vez que reiteró a los padrinos del niño, el señor Lorenzo A. Cendejas y su
esposa Cecilia Sagrero, el compromiso adquirido con su ahijado.
Así
lo escribió el sacerdote en el libro de actas, al hacer constar el nacimiento y
bautizo del niño que en sorpresivo alumbramiento y en buena hora vino al mundo:
José María Morelos y Pavón.
Humanitarismo ejemplar de Morelos al servicio de la nación
“Soy
Siervo de la Nación, porque ésta asume la más grande, legítima e inviolable de
las soberanías”, declaró José María Morelos y Pavón ante el Congreso de
Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, luego de proclamarse Sentimientos de la Nación, documento esencial de constitucionalismo y
democracia en México, que sustentó el Decreto Constitucional para la
Libertad de la América Mexicana, promulgado
el 22 de octubre de 1814 en Apatzingán, sede legislativa por la que se le conoce como Constitución
de Apatzingán.
Escritos históricos bicentenarios que al
igual que el trayecto de vida de Morelos testimonian su humanitarismo ejemplar al servicio de la patria mexicana.
Conmemorativa
obra Memoria histórica de aporte al
presente y de proyección al óptimo porvenir de México: Sentimientos de la
Nación, 1813. Constitución de Apatzingán, 1814. Estado de Morelos, 1869,
que integra la colección de 35 ejemplares de la página 2, publicada a partir
del 7 de junio de 2013, del número 857 al 882 y del 884 al 892, asimismo
publicados desde enero de 2014 en archivos PDF en: http://prensalibremexicana.com/wp/?cat=3
Legado de Morelos
Digno
hijo de la ciudad que lo vio nacer, el Congreso del Estado de Michoacán decretó
el 12 de septiembre de 1828 suprimir para siempre el nombre virreinal de
Valladolid a la ciudad capital, y a partir del día 16 del mismo mes y año se le
nombró Morelia, en honor a Morelos, heroico y ejemplar ser humano dedicado al
estudio y aprendizaje continuo aplicado al bien común.
Trascendente
a la luz de los siglos, el legado de Morelos debe divulgarse y aplicarse, dado
que la historia se alimenta del pasado que nutre la excelencia del presente y
prevé la vida óptima del futuro, y por eso queda claro que se debe avanzar por el camino en espiral del conocimiento,
que beneficia al aquí y ahora y previene el mejor porvenir, en vez de seguir
sin aprender de la historia y transitar del ayer al hoy en círculo vicioso, que
cual rueda de molino tritura el presente y futuro de gente y civilizaciones.
Camino
en espiral del conocimiento que debe andarse para no sufrir las crisis que se
incrementan en lo político, económico y social, devastando a personas y
naciones a medida que se acrecienta la crisis de la pérdida de valores, como
desde fines del siglo XX y principios del siglo XXI sucede en la República mexicana.
Rescate
de valores históricos, patrios, cívicos, universales
Por
eso urge que el Estado mexicano encabece el rescate
de valores históricos, patrios, cívicos, universales, que México unido debe lograr para que se conozcan y
apliquen cotidianamente desde la niñez, con el humanitarismo ejemplar al servicio
de la nación que demostró Morelos, para bien del país y de las actuales y
futuras generaciones, con su pleno cumplimiento en bien de su familia,
de la comunidad, de la patria, y de sus congéneres de México y del mundo, en el
excelente desenvolvimiento de Morelos en su vida como hijo, hermano,
estudiante, empleado, sacerdote, militar, legislador y estadista.
En el
preciso lugar donde nació el heroico Morelos se mantiene una lámpara votiva
perennemente encendida. FOTO/Eduardo Garibay Mares
Erradicar
omisiones, yerros, e imprecisiones oficializadas por el Estado mexicano
Sí, rescate nacional que debe empezar por erradicar
omisiones e imprecisiones oficializadas, que a través del tiempo han hecho
costumbres y que mal llevan a los gobernantes, por ejemplo:
– A omitir conmemorar en ámbito nacional efemérides
históricas como son, por ejemplo: el natalicio de Miguel Hidalgo y Costilla
Gallaga, el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo, en Pénjamo, entonces perteneciente al Obispado de Michoacán; el natalicio de Morelos el 30 de septiembre
de 1765; y la conmemoración del Día de la Independencia de México el 28 de
septiembre de 1821, cuando al derribarse el
estandarte de la Corona española en el territorio patrio, se levantó para
siempre la bandera del México independiente;
– Al yerro de festejar Grito de Dolores el 15 de septiembre, día que impuso así Porfirio
Díaz por ser su cumpleaños; y
– A la imprecisión de decir ¡Vivan los héroes que nos
dieron patria!, cuando lo correcto es proclamar ¡Viva la patria que nos dio
héroes!, puesto que por la independencia de su patria lucharon y ofrendaron su
vida.
Conmemoración
del CCL Aniversario del Natalicio de José María Morelos y Pavón
En el 250 Aniversario del natalicio del heroico
Morelos, y siempre, proclamemos a viva voz:
¡Viva José María Morelos y Pavón que nos legó
libertad e igualdad como personas e independencia nacional!
¡Viva
la patria que nos dio al héroe José María Morelos y Pavón!
¡Viva
México!
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