lunes, 28 de septiembre de 2015

Día de la Independencia de México el 28 de septiembre, culminada en 1821 por apoyo del virrey O’Donojú. Eduardo Garibay Mares

Día de la Independencia de México el 28 de septiembre, culminada en 1821 por apoyo del virrey O’Donojú

Eduardo Garibay Mares
Prensa Libre
Jacona Michoacán. Agosto 25 de 2015. No. 914. Página 2

La independencia de México ya era indefectible, sin que hubiese fuerza en el mundo capaz de contrarrestarla, nosotros mismos hemos experimentado lo que sabe hacer un pueblo que quiere ser libre”. Juan O'Donojú, en su escrito del 31 de agosto de 1821 al gobierno de España.

Designado nuevo virrey de la Nueva España, el general Juan de O’Donojú y O'Ryan salió de Cádiz el 30 de mayo de 1821, a bordo del navío “Asia”, y el 30 de julio del mismo año desembarcó en Veracruz. Este militar nacido en Sevilla, España, el 30 de julio de 1762 y muerto en la ciudad de México el 8 de octubre de 1821, era un liberal avanzado, masón, y enemigo del absolutismo, que a principios de 1820 encabezó una conjura contra la Corona española y fue perseguido por el rey Fernando VII, sin que ello le impidiera desempeñar cargos importantes, seguramente porque además de ser teniente general del Ejército de España y jefe de las armas de Sevilla, fue ministro de Guerra y Marina en la lucha contra Francia.
Al llegar a Veracruz, el virrey O’Donojú confirmó la supremacía de la lucha independentista, al tener conocimiento de que el ejército realista sólo dominaba en la ciudad de México y otras cinco capitales de provincia, por lo que luego de lanzar una proclama conciliadora en que manifestó sus principios liberales, arregló en seguida un encuentro con Agustín de Iturbide en la villa de Córdoba.

Juan O’Donojú y O’Ryan, Virrey en pro de la Independencia de México. Dibujo a lápiz con edición digital/Mych.

Tratado de Córdoba el 24 de agosto de 1821 y fin de la lucha armada
El 24 de agosto de 1821 fue suscrito el Tratado de Córdoba, donde en los dos primeros de sus diecisiete artículos, se enuncia que esta Nueva España se reconocería por nación soberana e independiente y se llamaría en lo sucesivo Imperio Mexicano; y que el gobierno del imperio sería monárquico constitucional moderado. Pronunciamiento firmado por Iturbide como primer jefe del Ejército Imperial Mexicano, de las “Tres Garantías”, y por O’Donojú, como teniente general del Ejército de España, que puso fin a la lucha armada y consumó la independencia de México.
Sin embargo, al respecto cabe destacar que: primero, ninguno de los dos tenía atribuciones para celebrar dicho tratado; segundo, la modificación al Plan de Iguala abrió la puerta a Iturbide para legitimar la usurpación que premeditaba, al convalidar el sustento de que a falta de príncipe español de la familia reinante, el trono de México podía darse a la persona que designaran las cortes imperiales mexicanas, esto es, la Junta Provisional Gubernativa, comprendida en el tratado para la organización del nuevo régimen, que sería formada por personajes de la elite, en lugar de convocarse un congreso nacional, con lo cual la revolución democrática fue así convertida en aristocrática, ya que igual se prescribió la conformación de un Congreso Constituyente mediante elección ciudadana.
Transición de colonia a nación
Reconocido ya como nuevo virrey, O’Donojú proclamó el 16 de septiembre la terminación de la guerra, al tiempo que hacía público el Tratado de Córdoba que finiquitó la revolución de independencia. El día 27 entró a la ciudad de México el ejército trigarante e Iturbide conformó de inmediato la citada Junta, de acuerdo al artículo 6 del Plan de Iguala, misma que integró con treinta y ocho personas favorecidas por nacimiento, riqueza o ilustración, casi todas ellas escogidas entre los más ardientes partidarios del absolutismo monárquico, dejando por completo de lado a quienes representaban la tendencia democrática y liberal, no obstante ser insurgentes que al iniciar y proseguir la guerra, hicieron posible liberar a México del yugo imperial español.
Acta de Independencia de México el 28 de Septiembre de 1821
Reunida el 28 de septiembre, la Junta Provisional Gubernativa redactó el Acta de Independencia y convocó a un Congreso Constituyente, acorde a sus intereses. Esa fue la forma en que triunfó, al final de cuentas, el movimiento insurreccional iniciado en el pueblo de Dolores Guanajuato por el cura Miguel Hidalgo: una victoria donde Iturbide y sus partidarios, al conservar el sistema colonial de gobierno y los privilegios del clero, iniciaron un proceso de discordia nacional entre bandos liberales y conservadores.
Muerte de O’Donojú
Sin referir antecedentes respecto a quebrantos de salud y sin más explicaciones, la historia oficial sólo menciona que el 8 de octubre de 1821 O’Donojú enfermó de una pleuresía que, extraña y rápidamente, lo llevó en cuestión de horas al sepulcro, ya que falleció a las cinco y media de la tarde de ese mismo día.
La muerte de O’Donojú, cuya presencia, principios y acciones hicieron posible el decreto de independencia de México, casualmente quitó el obstáculo que le habría dificultado a Iturbide la total abrogación del Plan de Iguala y del Tratado de Córdoba, ya que dicho deceso le dejó de inmediato el campo libre para trabajar en pro de un monarca mexicano: él mismo.
Subjetividad histórica discriminadora de O’Donojú
Escrito lo acontecido en el mundo, sea del pasado o de la cotidiana crónica, casi siempre al gusto y servicio de los poderosos que lo pagan, como ocurre con la mayoría de lo que se hace, sea cual sea el tema y sea quien fuere el que lo escribe, como ejemplifica lo que en torno a O’Donojú se menciona, o se omite, en la Historia de México. Subjetividad de que igual se evidencia no sólo en cuanto a la acción independentista, y en torno a la muerte de éste último gobernante enviado por la Corona española, sino a las pugnas entre grupos de poder, e intestinas, a uno de los cuales perteneció el propio O’Donojú.
Grupos en el poder de los que ayer, hoy y siempre, y sólo de ellos, provienen los líderes que logran consolidar cambios que impacten en ámbitos local, nacional o mundial, por su perpetua posesión del conocimiento, del poder: económico, político y jerárquico-social, así como de la proyección e influencia ejercida sobre sectores de población mayoritarios, de los que se sirven.
Conclusiones
De ahí que la revisión histórica se evidencia necesaria igualmente en el caso de O’Donojú, cuando la oscuridad en torno a su muerte se concatena a que oficialmente su figura fue diluida al escribirse la historia nacional, toda vez que no obstante ser él quien posibilitó la renuncia de España al virreinato novohispano, no fue considerado entre los defensores de la independencia de la nación mexicana, reconocidos entonces por el Congreso Constituyente, devenido de la Junta iturbidista, que faltó al no honrar la memoria de Juan O’Donojú, quien vino con el propósito de que se arriara el pendón de la Corona española de este suelo, y que asimismo se izara, para siempre, la bandera del México independiente.





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