Miguel Hidalgo y Costilla
Gallaga, insurgente por la nación mexicana
Julio 30
de 2015
Iniciador
de la lucha armada por la
Independencia de México, Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga
murió fusilado el 30 de julio de 1811. Primogénito de Ana María Gallaga y
Cristóbal Hidalgo y Costilla, nació el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo, en
Guanajuato.
Inserto
en la carrera religiosa, fue párroco de Dolores, sitio donde al alba del 16 de
septiembre de 1810 inició, con el llamado “Grito de Dolores”, la lucha
insurgente por la
Independencia , bajo la protección de la Virgen de Guadalupe y
al mando de un ejército formado por mestizos e indios.
Vida
y obra de Hidalgo por la que debe rememorársele cotidianamente, y no sólo en
día patrio o por evento oficioso-político en su aniversario de natalicio o
defunción, y para ello se necesita un proyecto educativo nacional de rescate,
preservación y difusión de su memoria, que implique suma de espacios en medios
impresos, televisivos, radiofónicos y digitales, para que a la luz del
conocimiento de su vida y obra generaciones actuales y futuras se beneficien,
mediante la concerniente aplicación de su vigente y vanguardista legado, como:
Primero,
estudiante, catedrático y luego rector del Colegio de San Nicolás, fundado en
Michoacán por Vasco de Quiroga en 1540;
Segundo,
empresario agrícola e industrial;
Tercero,
pensador de avanzadas e innovadoras teorías, sustentadas en el estudio, la
capacidad, la cultura, el trabajo, la igualdad, la fraternidad y la libertad;
Cuarto,
insurgente iniciador de la forja de la nación mexicana; y
Quinto,
precursor del periodismo independiente.
Así
lo mostró, convencido de que la libertad es inherente al ser humano, cuando
apenas iniciada la lucha independentista abolió la esclavitud en 1810, primero
en Valladolid hoy Morelia, el 19 de octubre, y después en Guadalajara, el 6 de
diciembre; e igual, cierto de que el proceso difusión-adquisición del
conocimiento es poder, fundó, para también apoderar a la nación mexicana, El
Despertador Americano, primer periódico independiente cuyo número uno se
publicó el 20 de diciembre de dicho año.
Lucha, victorias, derrotas y
muerte
Tras
la toma cruenta de Guanajuato y la rendición pacífica de la ciudad de
Valladolid, rumbo a la capital del país Hidalgo llegó al Monte de las Cruces,
limítrofe entre Toluca y el Valle de México, donde tras duro enfrentamiento
derrotó a las tropas virreinales, el 30 de octubre, sin embargo, no obstante
tener a su alcance la toma de la
Ciudad de México, tras exigir hablar con el virrey Francisco
Javier Venegas y antes de saber si tendría respuesta, sin dar explicación
ordenó la retirada hacia Querétaro, lo cual aprovechó el español Félix María
Calleja, quien lo persiguió al mando del Ejército Imperial y lo alcanzó en
Aculco, Querétaro, donde el 7 de noviembre le causó terrible derrota.
A
la par que reprobado por la Iglesia Católica, que lo excomulgó en diciembre del
mismo año, Hidalgo fue también cuestionado por los suyos, a causa de su opción
de no tomar a sangre y fuego la
Ciudad de México, como sucedió en Guanajuato, una decisión
que le valió la enemistad de Allende y que favoreció el acoso de Calleja, quien
lo alcanzó en Guadalajara, lugar en que Hidalgo había podido reorganizar con
premura su ejército, para entonces de unos 100 mil hombres, aunque al enfrentar
el 17 de enero de 1811 al Ejército Realista, en Puente de Calderón, la derrota
de su contingente fue completa.
Relevado
del mando militar en Aguascalientes, Hidalgo conservó el liderazgo político, y
al frente de una parte de la tropa llegó a Zacatecas, donde tras lograr apoyo
para la causa, aunque mínimo, marchó a Saltillo a fin de luego conseguir
pertrechos de Estados Unidos de Norteamérica, lo cual no logró, ya que el 21 de
marzo de 1811 en Acatita de Baján, Coahuila, el coronel Francisco Elizondo
fingió unirse al movimiento, los emboscó, los hizo prisioneros, y los condujo a
Chihuahua, para someterlos a consejo de guerra. Ahí la tropa fue enviada a
Durango, e Hidalgo y demás caudillos a Monclova, Coahuila, y después a
Chihuahua. Sentenciados a muerte, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano
Jiménez fueron fusilados el 16 de junio, en tanto que Mariano Abasolo,
condenado a cadena perpetua, falleció en 1816 en la prisión de Santa Catalina,
en Cádiz.
Después
de un juicio sumario, militar y eclesiástico, Hidalgo fue degradado de su
carácter sacerdotal y el 3 de julio fue sentenciado a muerte por ser «reo de
alta traición y mandante de alevosos homicidios». Muerto a las 7:00 de la
mañana del 30 de julio de 1811, su cuerpo ensangrentado fue expuesto al
público, e inmediatamente le fue cercenada la cabeza con un machete.
Miguel
Hidalgo y Costilla Gallaga. Dibujo a lápiz (Detalle)/Eduardo Garibay Mares.
Su
cuerpo decapitado fue sepultado en Chihuahua, en la Tercera Orden de San
Francisco y su cabeza, al igual que las de Allende, Aldama y Jiménez,
conservadas en sal y puestas en jaulas de hierro, tras peregrinar por
Chihuahua, Zacatecas, Lagos, León y Guadalajara, fueron colgadas en sendas
jaulas, en octubre del mismo año, en cada esquina de la Alhóndiga de Granaditas,
Guanajuato, sitio en que estuvieron hasta la consumación de la Independencia en
1821.
Corolario
Excomulgado
desde el 24 de diciembre de 1810 por el Papa Pío VII, la respuesta del cura
Hidalgo a las imputaciones hechas fue en el sentido de que él jamás se había
apartado de sus creencias religiosas, al impulsar los nobles ideales de
justicia en busca de mejores condiciones de vida para los mexicanos, cuyo
primer estandarte fue el de la Virgen de Guadalupe cuando, llegados del pueblo
de Dolores, a las puertas de la iglesia de Atotonilco él lo enarboló como la
única imagen capaz de unir al pueblo, para lograr la independencia nacional,
sustentado en el derecho que se tiene para luchar cuando la patria está en
riesgo de perderse. Así las cosas, fue el Papa Juan Pablo II quien, en el año
1994, propuso, por el gran jubileo del año 2000, que la Iglesia Católica
pidiese perdón al mundo por los errores cometidos en sus 20 siglos de
existencia.
Con
la instalación de la
Primera República , en 1824 los restos mortuorios de Hidalgo
se llevaron a la Ciudad
de México, donde con todos los honores se depositaron, primero, en la Catedral Metropolitana ,
y después, en 1925, en la
Columna de la Independencia , sitio en el que desde el 6 de
abril de 1929 arde perenne la lámpara votiva en memoria de quienes dieron su
vida por la
Independencia de México, como es el caso de este prócer
también precursor del periodismo independiente, que difundió el ideario de su
movimiento con la publicación de El
Despertador Americano, vocero insurgente de las fuerzas independentistas.
Esto
es, que más allá de monumentos y de estatuas de bronce, el Estado mexicano
adeuda el proyecto nacional de rescate y preservación del ejemplo y pensamiento
de Hidalgo, así como la concerniente aplicación de su legado en torno a
educación, cultura, trabajo, industria, producción y desarrollo comunitario, a
fin de que con sustento en la herencia cultural e histórica de la República Mexicana ,
ésta encauce su camino al finiquitarse la creciente crisis que abate al país
desde hace 15 años, tras ser gestada y exacerbada política y socialmente a
partir del año 2000.
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