¡La patria está en
peligro! Afirmación de Ocampo vigente en 2018
Si continuamos en la senda fatal
en que nuestras discordias nos han metido, se acaba el gran bien de nuestra
independencia. Melchor Ocampo
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Eduardo
Garibay Mares
Mayo 30
de 2018
Universitario Ejemplo
de Actuales y Futuras
Generaciones en
la
Universidad Michoacana
de San Nicolás
de Hidalgo |
Melchor Ocampo, abogado, filósofo, científico,
reformista y político liberal, nació el 5 de enero de 1814 en la michoacana
Hacienda de Pateo, y murió fusilado en Tepeji del Río, del estado de Hidalgo,
el 3 de junio de 1861.
Guía independentista de la persona y la nación
Prócer por quien la entidad fue nombrada Michoacán
de Ocampo y cuyo pensamiento perdura vigente, como ocurre con lo expuesto en su
discurso del 16 de septiembre de 1852, en Morelia, cuando se manifestó en pro
de la independencia de la persona, de la familia, del gobierno, y de la nación:
“¡La patria está en peligro! Pero unidos lo
conjuraremos”.
“Es hablando, no matándonos, como habremos de
entendernos”, advirtió al llamar en favor de la unión y expresar: en nombre de
nuestra religión, de sus familias, de su dignidad, de sus intereses todos, les
ruego que permanezcan unidos ¡En nombre de todos nuestros recuerdos y aspiraciones
de honor y gloria!”.
¡La
patria está en peligro!: resuena vigente la afirmación de Ocampo en este 2018
Actual Bandera y Escudo Nacional de México |
Así fue el apogeo de su proclama en memoria de la
guerra por la Independencia de México, iniciada en 1810 y consumada
en 1821, respecto a la cual señaló que “si continuamos en la senda fatal en que
nuestras discordias nos han metido, se acaba el gran bien de nuestra
independencia”, la cual, heredada de los héroes insurgentes, afirmó que no
había sido cabal y debidamente aprovechada hasta el momento.
“¿Debe increpárseles porque creyeron que llegaríamos,
nosotros sus hijos, nosotros su orgullo y esperanza a ser hombres y cuerdos,
mientras la conducta nuestra ni ha sido ni es sino la de niños grandes o de
insensatos?”, cuestionó Ocampo al señalar que tampoco se había aprovechado “la
lección última que el triunfo de los Estados Unidos sobre nosotros debió
darnos. Una vez idos nuestros vecinos ¿Qué pedía la prudencia? Que los males
reconocidos se remediaran, que los futuros se precavieran”.
Ocampo
por la independencia individual y del país
¡Señores! Mientras la organización del hombre se
conserve, como hoy nos la muestra su naturaleza, habrá en la especie humana un
gran número de individuos que estén no necesaria, pero sí fatalmente sujetos a
otros.
Es naturalmente indeclinable la dependencia y
sujeción del débil al fuerte, del ignorante al sabio, del desvalido al
poderoso. Pero es socialmente posible la emancipación de todas estas
sujeciones.
La higiene y la ortopedia pueden fortificar o
corregir un organismo débil y anormal, o cuando menos la gimnástica puede
enseñar al dependiente los ejercicios de instrumentos y otros que compensen su
natural debilidad.
El estudio sobre naturaleza, libros o procedimientos
industriales, puede procurar el grado de instrucción que cada uno necesite para
desempeñar por sí solo su papel en el mundo.
El trabajo y la economía pueden dar a cada uno aquel
grado de riqueza esperada para satisfacer sus necesidades reales y fantásticas.
Hay cierto grado y género de dependencia que nos
degrada, y es aquel en que no podemos vivir sin el auxilio ajeno: aquel en que
ni nuestros negocios, ni el uso de nuestras facultades, ni la subvención a las
necesidades propias pueden hacerse por nosotros solos.
Somos incompletos, estamos truncos, no existimos
propiamente como individuos, siempre que nuestra razón, organismo o medios de
subsistencia no basten al desempeño de todas las funciones que la naturaleza y,
por lo mismo, la sociedad, que es nuestro estado natural, quiere que
desempeñemos.
No, no hay individualismo siempre que haya de
hacerse por dos, o más, la función que debiera cumplir uno solo, porque la
acción y su impulso o resorte están divididos.
Las naciones tampoco pueden serlo, ni aún merecen el
nombre de tales, siempre que para los altos destinos que les estén encomendados
tengan que valerse del auxilio o complemento de otras.
Por el contrario, cuando un cierto número de
condiciones se ha cumplido, la dependencia deja de existir, y el individualismo
se establece en el justo grado que se necesita para la libertad: la
nacionalidad se proclama por unos y se reconoce por otros, porque la nación y
el hombre se han puesto en la senda de su relativa e indefinida perfección.
Escudo de
Estado Libre y Soberano de Michoacán de Ocampo |
No ha sido cordura desperdiciar los años y la
riqueza pública en diversos ensayos de gobierno y administración ¡Desgraciada
República, prepárate para la que acaso será la última de tus locuras! Subdividida
la inteligencia casi en tantas opiniones como hay cabezas que piensen.
La inteligencia, primer poder del hombre y de la
sociedad, se halla como diluida en tantos pareceres diversos: no hay por lo
mismo opinión, no puede crearse un espíritu público, porque no hay una fe uniforme.
La fuerza dividida igualmente y desorganizada piensa
resolver por la desolación y el exterminio una cuestión que aún no se formula,
un problema cuyos datos aún no se completan por parte de los insurrectos.
Los que se pronuncian piden, pero ni saben qué, y si
reclaman algo tan sólo es para que los incautos crean que hay motivos para
exigir con las armas.
La riqueza acumulada por el sudor e industria de
particulares, desviada del tesoro común la parte que a él debía entrar, por la
inmoralidad e ineptitud de algunos, va casi a consumirse en gastos no sólo
improductivos, sino destructores y ruinosos
¡Qué va a ser de ti pobre México, cuando están
desquiciados los elementos de tu poder e independencia, y cuando en el vértigo
de las pasiones, tus mejores hijos van a desgarrar tus entrañas!
Cuando en nombre los unos de la libertad y los otros
del orden, como si ambas ideas no fueran compatibles, van a agotar tus fuerzas
para entregarte postrada a los pies de tu ambicioso y prepotente vecino.
¿Quieren ser independientes? ¡Aprendan, trabajen,
economicen ¿Quieren que México lo siga siendo? ¡Únanse!
México en
peligro hoy como ayer
En el marco de su 157 Aniversario Luctuoso,
enmarcado en el actual contexto de campañas hacia los comicios del 1 de julio
de 2018, es vigente el llamado unificador de Ocampo para conjurar peligros que
amenazan la vida nacional.
Peligro para la vida nacional proclamado entonces
por Ocampo en un día festivo. aunque empañado, como sucede cotidianamente
ahora, por la confrontación violenta entre partidos políticos y grupos de
poder, y por la pobreza, hoy creciente y extrema: sí, las mismas causas por las
que también desde el siglo XVIII se migraba a los Estados Unidos en busca de
mejores condiciones de vida, aunque no en forma multitudinaria como en la
actualidad.
Esto es un contexto de desunión y peligro nacional,
casi tan grave como el que hoy se vive, por el que, atribulado, entonces Melchor
Ocampo reconoció:
“Yo no debí mirar el lúgubre horizonte de nuestro
porvenir en un día como éste, que debe ser de júbilo, de congratulaciones y
grata remembranza. Pero el espectro de la perdida patria se ha presentado ante
mis ojos y no he podido reprimir mi conmoción”.
Ni más ni menos.
No ha sido cordura desperdiciar los
años y la riqueza pública en diversos ensayos de gobierno y administración
¡Desgraciada República, prepárate para la que acaso será la última de tus
locuras! Subdividida la inteligencia casi en tantas opiniones como hay cabezas
que piensen
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