Viacrucis en el transporte
público de Morelia, Patrimonio Cultural de la Humanidad
Eduardo
Garibay Mares
Mayo 21
de 2016
Independientemente
de problemas generados por concesionarios de transporte público en Morelia y de
conflictos entre ellos mismos, tanto en la ciudad capital y su municipio como
en su zona intermunicipal conurbana, cual es el caso de la pugna crecientemente
violenta de hoy en día no sólo por el apoderamiento y privilegios de rutas,
sino por las confrontaciones de concesionarios contra aspirantes a concesiones,
lo cierto es que las unidades de transporte, salvo honrosas excepciones, son
ínsulas de poder autónomas, de concesionarios tales donde igual para el usuario
que para los conductores como trabajadores del volante, los derechos y
garantías consagrados por la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y la propia de Michoacán, así como las leyes que de ellas emanan, son
letra muerta.
Cuestiones de concesionarios
y choferes que afectan a usuarios de transporte
Esto
porque es evidente que la mayoría de los concesionarios, al explotar el trabajo
de los choferes de su unidad o unidades, a quienes les exigen el aporte de su
cuota diaria sin importarles el bienestar de éstos ni el de sus familias,
causan con ello -en mayor o menor grado- la inconformidad, la amargura y el
desaliento de dichos trabajadores del volante, quienes desprotegidos de
derechos que la ley manda, al ser marginados laborales que por concesión el
Estado mexicano permite, a su vez actúan como verdugos y no como servidores del
usuario.
Crónica de cotidianos
transportes en “combi”
El
usuario sube a la “combi”, cual coloquialmente se le llama a la unidad de
transporte público, y tiene que hacer proezas de equilibrio porque el chofer
arranca sin esperar a que el pasajero se siente, si es que hay lugar, o se
sujete como pueda de alguna agarradera al alcance de su mano.
Sentada
o parada, al momento de pagar el pasaje la persona usuaria hace llegar su pago
mediante uno de los pasajeros sentados a espaldas del chofer, o cercanos a
éste, quienes de buena o de mala gana tienen que contorsionarse apretujados
para poner el dinero en la mano que el conductor estira para atrás, mismo que
-acto seguido- de igual forma devuelve el cambio al pasajero “cobrador”, quien
a su vez le pasa el cambio al pasajero pagador en turno. Todo esto, claro está,
con la unidad en movimiento entre el complejo tráfico de las calles y en las
vías de alta velocidad, rebasando por derecha o izquierda, deteniéndose de
improviso y, siempre, exponiendo la seguridad física de los pasajeros de la
unidad que conducen, la de los que van en los demás vehículos, y la de los
transeúntes.
En
tanto, el chofer atiende al radiotransmisor de intercomunicación para platicar
con otros compañeros de ruta e informarse de datos en torno a otras “combis” o
de cosas personales, en su carrera en que contra reloj asimismo compite contra
el chofer de la unidad que va delante de él y el que va detrás, teniendo como
único fin atiborrar de pasaje el vehículo a su cargo para acumular el dinero de
la cuenta a entregar al dueño de la concesión, e igual salir ganador en su
salario del día.
Ello
sin contar que a todo volumen lleva prendida la radio comercial, escucha música
grabada, habla por celular con familiares o amistades o, para colmo, alguno que
otro lleva encendida una pequeña televisión, en tanto va tomando su refresco y
comiéndose la torta, el taco o el yogurt con frutas y, por qué no, echándole
una ojeada al periódico cuando lo detiene el alto de un semáforo o el
congestionado tráfico vehicular. También, cuando le da la gana, deja sentar en
el lugar junto a él a quien quiere, o de plano lo lleva vacío sin importarle
que atrás vaya gente parada, lugar de adelante donde las más de las veces
llevan a una amiga o amigo para ir platicando.
Sí,
acciones irresponsables, a todas luces al margen de la legalidad, que tales
choferes inician con la burla que también hacen de la obligación de usar el
cinturón de seguridad, mismo que sólo se lo cruzan sobre el pecho, para que los
vea el agente de tránsito, aunque siempre lo lleven sin abrochar.
Propuestas
Porque
abusivo e inhumano es el trato al usuario en la mayoría de las “combis”, sea
cual sea el cobro por pasaje que los concesionarios realicen o pretendan, sin
que ello redunde jamás en beneficio para los trabajadores del volante y sus
familias, y menos aún para los usuarios que pagan el deficiente servicio de
transporte público; los funcionarios de todos los niveles de gobierno del
Estado mexicano: desde los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, federal y
estatales, hasta las autoridades municipales, están obligados, en lo
concerniente, a lograr que los dueños de concesión o concesiones de transporte,
tan ambicionadas y peleadas, cumplan no sólo los mandatos de ley con respecto a
sus trabajadores, sino que concesionarios y trabajadores del volante brinden el
debido servicio a los pasajeros.
Para
lograrlo, propuestas a considerar por el bien común son: primera, que el dueño
de la concesión le pague al chofer un salario que cubra requerimientos
indispensables para el bienestar personal y familiar, con prestaciones de ley
para acabar con tal estructura de servicio de transporte público, cuyo
ilimitado lucro se deja ver al ser tan codiciadas dichas concesiones.
Segunda,
que el chofer cumpla cabalmente con toda la normatividad de la ley, tanto para
la comodidad de los usuarios a los que él está obligado a servir, al igual que
su patrón, como para la seguridad: de sí mismo; de los usuarios, cuya
integridad física e incluso la vida lleva en sus manos; de los conductores y
pasajeros de otros vehículos, y de los peatones.
Tercera,
que en la parte de atrás de la “combi” vaya un cobrador de pasaje, ya que el
usuario no está obligado a cumplir dicho trabajo de “cobrador de pasaje”, que
debe ser remunerado económicamente.
Cuarta,
se dé al usuario el boleto de pasaje que implica el seguro de viajero, puesto
que en caso de accidente, queja, denuncia o demanda la persona que paga su pasaje
no tiene manera de comprobar sus correspondientes derechos como usuario, que
así, sin documento fehaciente de su pago en la unidad de transporte en que
viaja, llegado el caso fácilmente son violados de forma impune, igual que
cotidiana e impunemente ocurre en lo concerniente por el mal servicio de
transporte público, por concesión de respectivos integrantes del Estado
mexicano.
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