Día de la Candelaria: 2 de febrero de
luz, fuego y purificación
Eduardo
Garibay Mares
Conforme el Antiguo Testamento, toda judía madre de
un varón hebreo debía ir al templo cuarenta días después del parto, para su
purificación legal y para presentar al primogénito, es por eso que el doble
festejo del día 2 de febrero conmemora la presentación de Jesús y la
purificación de la Virgen María, en su advocación de la Candelaria: María
Santísima de la Candelaria, quien lleva en brazos al Niño Dios. Festejos religiosos
que comprenden la Navidad, la Epifanía o fiesta de Reyes, y que culminan con el
Día de la Candelaria para conmemorar la presencia terrena de Jesús, luz del
mundo y salvación de los hombres.
Tradición popular en la República mexicana
Al marcar el final
del periodo navideño, es el Día de la Candelaria cuando se hace el
levantamiento del Niño Dios, al levantar las figuras del tradicional
“nacimiento” y guardarlas hasta la próxima Navidad, y es costumbre que los
padrinos, escogidos un año antes, vistan la figura del Niño Jesús para llevarlo
a presentar y bendecir al templo. Día y evento en que igual se escoge a los
padrinos para el año siguiente.
Ser madrina o
padrino implica cuidar de la figura del Niño Dios como se hace con un ahijado,
y la obligación comienza por vestirlo con atuendos que pueden ser: de Santo
Niño de Atocha, con su báculo y sentado en una sillita; de Niño de las palomas,
con un ropón blanco y una paloma entre las manos; de San Francisco, con
sandalias y hábito café, abrazando un animalito; o de Niño de las Azucenas,
túnica blanca, deteniendo entre las manos una vara de azucenas, entre otros.
Misa
en el Templo San Marcelino Champagnat – Día de la Candelaria 7 P.M. – Morelia. FOTO/Eduardo
Garibay Mares
Ya engalanado,
el Niño Jesús es llevado por padrinos y compadres a la Iglesia, donde en una
misa solemne es presentado y bendecido, luego de lo cual retornan a casa y
celebran el acontecimiento con tamales y atole, cuyos gastos corren por cuenta
de los padrinos. En la misa también se bendicen velas o candelas, de ahí el
nombre de Candelaria, y esas velas son consideradas como buenas para apartar el
mal, la enfermedad, los terremotos, o para acompañar el alma de un difunto en
su camino al más allá, esto es, velas que simbolizan la purificación como fuego
y luz, guía y vida, pureza y espíritu: objetivos por los que asimismo se
bendicen recipientes con agua. Velas blancas benditas, para las ceremonias
religiosas, y amarillas a fin de iluminar durante la extremaunción a los
moribundos y para los funerales.
Historia Sagrada y costumbre popular en México
Para cumplir la
ley del Levítico, José y María ofrecieron el sacrificio de los pobres, que
consistía en un par de tórtolas o de pichones, en vez de un cordero, al
presentarse ella cuarenta días después del parto y alumbramiento, para su
purificación en el templo, y al presentar a Jesús, su primogénito; luego de lo
cual la Sagrada Familia volvió a Belén, donde ya antes habían recibido la
visita de los Reyes Magos de Oriente, que de hinojos adoraron al Niño Dios y le
ofrendaron oro, incienso y mirra.
Imágenes
del Niño Jesús, velas y recipientes con agua para bendición. Templo Marcelino
Champagnat - Morelia. FOTO/Eduardo Garibay Mares
Así las cosas,
es claro que hoy en día el ciclo de la Navidad, que a su vez inicia el 8 de
diciembre con la fiesta de la Purísima e Inmaculada Concepción de María, y
cierra el dos de febrero al conmemorar la purificación de María en el templo y
la presentación de Jesús, comprende sucesos de entrada y salida de la Navidad
coincidentes en conceptos, donde el Día de la Candelaria, conmemoración que nos
ocupa, muestra sustento en antiguos mandatos que mucho tienen que ver con la
conversión al cristianismo de un evento de purificación, de inmemorial tiempo y
comprendido similarmente en todas las culturas, cuando en la noche el fuego era
calor, abrigo e iluminación que ahuyentaba fieras y temores, para su confort y
seguridad, en su descanso, y en el día el sol era fuego y luz perenne, que les
posibilitaba efectuar actividades cotidianas para satisfacer necesidades
vitales de alimentación, vestido y alojamiento.
Asociada al
culto a la tierra y demás elementos y fenómenos de la naturaleza, además de
simbolizar la pureza y la fertilidad, en esta festividad convergen también la esperanza
y la fe de los creyentes, por eso en algunos pueblos se tiene la costumbre de
llevar a bendecir en este día las mazorcas que van a servir de semillas, igual
que frijol, trigo y otros cereales, para la próxima temporada de siembra,
porque para ellos ese festivo día todo se purifica, tal como la Virgen María,
al fin de la cuarentena, y el Niño Jesús, en su presentación al templo. .
Bendición
del Día de la Candelaria tras culminar la misa. Templo Marcelino Champagnat –
Morelia FOTO/Eduardo Garibay Mares
Adaptada la tradición popular a contextos de vida actuales, es el día 6 de enero, día de los Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar, cuando las familias mexicanas se reúnen para partir la sabrosa “Rosca de Reyes”, donde cada quien corta el pedazo de pan que se va a comer, el cual acompañan de una bebida de chocolate caliente, preparado en agua o en leche, y es el caso que a quienes les tocó en suerte encontrar una figura que representa al Niño Dios, en el pedazo de pan que partieron, se comprometen a invitar a los demás concurrentes que compartieron la partición de la rosca, a una cena de tamales y atole, el siguiente 2 de febrero.
Conclusiones
La celebración
del Día de la Candelaria el 2 de febrero, con que se venera a la Virgen María
madre de Jesús y que asimismo implica la presentación del Niño Dios como
acontecimiento central, es fiesta religiosa que evoluciona al ser adaptada
acorde a respectivas costumbres de comunidades rurales, suburbanas y urbanas,
como lo ejemplifica el hecho de que en algunas poblaciones se reúnan familiares
y amigos en tertulia, al atardecer, en torno a una fogata frente a la puerta de
la casa anfitriona, en un convite de tamales, buñuelos, atole, ponche y demás
antojitos, con lo que culminan este evento eclesiástico-seglar que engarza en
lo religioso relaciones de parentesco y amistad, a fin de consolidarlas o configurarlas,
y así sucesivamente año con año, en torno al levantamiento del Niño Dios.
Fervor
religioso de familias el Día de la Candelaria. Templo San Marcelino Champagnat –
Morelia. FOTO/Eduardo Garibay Mares.
Además del fin
primordial de fortalecer la fe en Dios y la manifestación de amor a la Virgen
Santísima de la Candelaria y a Jesús niño, este festejo es toda una tradición
en México, aunque celebrado de manera diferente en hogares, pueblos y ciudades
de la República mexicana, ya que evoluciona integrando de paso a autoridades
gubernamentales con la población, al tiempo que también se extiende a centros
de trabajo, donde en la partición de la “Rosca de Reyes” conviven directivos y
trabajadores, es decir, una fiesta religiosa que incide en la consolidación de
un evento popular importante, que debe aprovecharse para la eficaz promoción de
la unidad comunitaria y familiar.
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