sábado, 7 de mayo de 2016

Conmemoración nacional a Hidalgo y no sólo en la Universidad Michoacana. Eduardo Garibay Mares

Conmemoración nacional a Hidalgo y no sólo en la Universidad Michoacana
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Eduardo Garibay Mares
Mayo 7 de 2016

A Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga debe rememorársele en toda la República mexicana y no sólo en el traspatio del Colegio de San Nicolás, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, donde en el actual 2016, como cada 8 de mayo, tradicionalmente se conmemora el nacimiento del hijo primogénito de Ana María Gallaga y Cristóbal Hidalgo y Costilla, en un festejo a cuya difusión en Morelia, en la entidad, y en el país, el Estado mexicano está obligado a sumarse, para asimismo darle debidos espacios tanto en medios impresos como en trasmisiones en vivo a través de la radio y la televisión, en ámbito michoacano, nacional e internacional.
Acto a Hidalgo como mero botín de pugnas político-gremiales universitarias que son la noticia
Porque la conmemoración efectuada en el patio trasero del Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, a la que jamás se convoca a la población y que crecientemente tiende a ser botín de pugnas político-gremiales universitarias que siempre se llevan la nota periodística relegando al heroico Hidalgo y su histórico legado, deja ver no solamente el acostumbrado desaire por parte del Estado mexicano, y de los concernientes medios de comunicación de amplia cobertura al interior del país y hacia el extranjero, sino también la supremacía de una corriente que prevalece como legado de aquellos que igual pretendieron desvanecer de la memoria histórica del país el nombre de Hidalgo, tras desaparecerlo físicamente de la faz de la tierra.
Campesino y estudiante nicolaita
Miguel Hidalgo nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de Corralejo, en el rancho San Vicente, jurisdicción de Pénjamo, en Guanajuato. De crianza campirana, desde niño creció entre labores del campo y rudos trabajos agrícolas y, ya adolescente, fue enviado a Valladolid en 1767, para continuar su educación literaria en el Colegio de San Nicolás Obispo. A causa de su astucia Hidalgo fue llamado El Zorro, por sus condiscípulos, y a su excelente aprovechamiento escolar, especialmente en los cursos de teología y filosofía, aunó el que nunca limitó su instrucción a la que se impartía en las aulas. Respecto a idiomas, además de algunos conocimientos del italiano y del hebreo, él hablaba latín, griego y francés, así como las lenguas indígenas náhuatl, purépecha y otomí.
Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga. Dibujo obra de Eduardo Garibay Mares. Abril 17 de 2005
Catedrático y sacerdote liberal
En el año de 1770 pasó a la Real y Pontificia Universidad de México, donde en 1773 obtuvo el grado de bachiller en teología y en 1778 recibió la orden sacerdotal. Siendo catedrático del Colegio de San Nicolás, en 1790 fue nombrado rector y entonces sugirió cambiar los textos para la enseñanza de la teología, en consideración a los alumnos y a su mejor preparación, y propuso integrar a la currícula la Geografía, la Historia, la Patrística y la Crítica, ciencias ahora llamadas auxiliares, para saber si era cierto lo afirmado por los teólogos.
Además del de Colima, sirvió en varios curatos antes de ocupar el de la Congregación de Dolores y Villa de San Felipe, a principios del siglo XIX, donde al dedicarse también a la agricultura y a la industria Hidalgo extendió el cultivo de la uva y la cría de abejas, propagó la plantación de moreras para cría del gusano de seda e industria de ropa, fundó una fábrica de ropa y otra de ladrillo, así como talleres de artes, construyó pilas destinadas al curtido de pieles, y alentó a los feligreses a estudiar música, a la que él era muy aficionado. Labrador en el día, recorría la campiña y se confundía con los trabajadores compartiendo sus faenas. Pensador en el crepúsculo, en el estrado expresaba sus sentimientos con elocuencia apasionada y revolucionaba las conciencias con avanzadas e innovadoras teorías. Hombre de sociedad en la noche, en tertulias hacía sentir la audacia de su talento.
Respetado por el pueblo y mal visto por las élites
Las costumbres de Hidalgo, distintas a las de la generalidad del clero, y el haberle dado su curato una transformación que lo hacía parecer más una próspera comuna que una congregación de indios, de siervos, despertaron la suspicacia inquisitorial y a mediados de 1800 fue promovida una causa secreta en su contra, misma que fue sobreseída a fines del año siguiente, y cuyos principales capítulos de acusación eran, entre otros: primero, el examen imparcial que él hacía de las Sagradas Escrituras y de la disciplina eclesiástica; segundo, sus deseos de un cambio de gobierno; y tercero, su conducta mundana, todo mediante testimonios que señalaban, entre otras cuestiones, que Hidalgo: uno, explicaba como filósofo el mecanismo del mundo; dos, deseaba para esta América la libertad; tres, discutía sobre si era mejor el gobierno republicano que el monárquico; cuatro, afirmaba que los soberanos eran unos déspotas tiranos; y cinco, hacía aparecer a los pobladores de América como subyugados y engañados por sus gobernantes.
De ahí que la causa inquisitorial contra Hidalgo fuese mandada continuar en 1810, cuando la proclamación de la independencia lo hizo blanco de todos los odios y rencores políticos, al figurar ya como generalísimo de los ejércitos americanos, tras iniciar la guerra insurgente el 15 de septiembre del citado año. Sin embargo, dichas acusaciones muestran la semblanza del hombre quien más que sacerdote era un filósofo, el que dedicado al estudio vislumbró nuevos horizontes políticos y al que su criterio le hizo notar las contradicciones, pues poseía conocimientos superiores y su conciencia no se avenía con la forzada sumisión a ideas dominantes, puesto que el estudio y el raciocinio eran la base toral de sus convicciones, de su conducta.
Corolario
A los 58 años de edad Miguel Hidalgo murió fusilado en Chihuahua, el 30 de julio de 1811, y su ejemplo y pensamiento viven.
Es por eso que al acto conmemorativo que la Universidad Michoacana realiza por el natalicio del Padre de la Patria debe dársele la importancia que merece en Morelia, en Michoacán y en todo el territorio nacional, tanto por parte del Estado mexicano como de los medios de comunicación masiva, a fin de que con sustento en la cabal herencia cultural e histórica de la República mexicana, ésta encauce su camino y finiquite la crisis que hoy asola al país, e igual erradique en la búsqueda de soluciones la toma de atajos y/o de héroes extranjeros, cuya valía en respectivos países no quita el que sean por demás ajenos a la nación mexicana, donde por ello también alerta el desaire oficial y mediático a la conmemoración nacional del natalicio del insigne Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga.
¡Conmemoración nacional a Hidalgo y no sólo en el traspatio del Colegio de San Nicolás en la Universidad Michoacana!





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