miércoles, 3 de febrero de 2016

Día de la Candelaria: 2 de febrero de luz, fuego y purificación. Eduardo Garibay Mares

Día de la Candelaria: 2 de febrero de luz, fuego y purificación

Eduardo Garibay Mares

Conforme el Antiguo Testamento, toda judía madre de un varón hebreo debía ir al templo cuarenta días después del parto, para su purificación legal y para presentar al primogénito, es por eso que el doble festejo del día 2 de febrero conmemora la presentación de Jesús y la purificación de la Virgen María, en su advocación de la Candelaria: María Santísima de la Candelaria, quien lleva en brazos al Niño Dios. Festejos religiosos que comprenden la Navidad, la Epifanía o fiesta de Reyes, y que culminan con el Día de la Candelaria para conmemorar la presencia terrena de Jesús, luz del mundo y salvación de los hombres.
Tradición popular en la República mexicana
Al marcar el final del periodo navideño, es el Día de la Candelaria cuando se hace el levantamiento del Niño Dios, al levantar las figuras del tradicional “nacimiento” y guardarlas hasta la próxima Navidad, y es costumbre que los padrinos, escogidos un año antes, vistan la figura del Niño Jesús para llevarlo a presentar y bendecir al templo. Día y evento en que igual se escoge a los padrinos para el año siguiente.
Ser madrina o padrino implica cuidar de la figura del Niño Dios como se hace con un ahijado, y la obligación comienza por vestirlo con atuendos que pueden ser: de Santo Niño de Atocha, con su báculo y sentado en una sillita; de Niño de las palomas, con un ropón blanco y una paloma entre las manos; de San Francisco, con sandalias y hábito café, abrazando un animalito; o de Niño de las Azucenas, túnica blanca, deteniendo entre las manos una vara de azucenas, entre otros.
Misa en el Templo San Marcelino Champagnat – Día de la Candelaria 7 P.M. – Morelia. FOTO/Eduardo Garibay Mares
Ya engalanado, el Niño Jesús es llevado por padrinos y compadres a la Iglesia, donde en una misa solemne es presentado y bendecido, luego de lo cual retornan a casa y celebran el acontecimiento con tamales y atole, cuyos gastos corren por cuenta de los padrinos. En la misa también se bendicen velas o candelas, de ahí el nombre de Candelaria, y esas velas son consideradas como buenas para apartar el mal, la enfermedad, los terremotos, o para acompañar el alma de un difunto en su camino al más allá, esto es, velas que simbolizan la purificación como fuego y luz, guía y vida, pureza y espíritu: objetivos por los que asimismo se bendicen recipientes con agua. Velas blancas benditas, para las ceremonias religiosas, y amarillas a fin de iluminar durante la extremaunción a los moribundos y para los funerales.
Historia Sagrada y costumbre popular en México
Para cumplir la ley del Levítico, José y María ofrecieron el sacrificio de los pobres, que consistía en un par de tórtolas o de pichones, en vez de un cordero, al presentarse ella cuarenta días después del parto y alumbramiento, para su purificación en el templo, y al presentar a Jesús, su primogénito; luego de lo cual la Sagrada Familia volvió a Belén, donde ya antes habían recibido la visita de los Reyes Magos de Oriente, que de hinojos adoraron al Niño Dios y le ofrendaron oro, incienso y mirra.
Imágenes del Niño Jesús, velas y recipientes con agua para bendición. Templo Marcelino Champagnat - Morelia. FOTO/Eduardo Garibay Mares
Así las cosas, es claro que hoy en día el ciclo de la Navidad, que a su vez inicia el 8 de diciembre con la fiesta de la Purísima e Inmaculada Concepción de María, y cierra el dos de febrero al conmemorar la purificación de María en el templo y la presentación de Jesús, comprende sucesos de entrada y salida de la Navidad coincidentes en conceptos, donde el Día de la Candelaria, conmemoración que nos ocupa, muestra sustento en antiguos mandatos que mucho tienen que ver con la conversión al cristianismo de un evento de purificación, de inmemorial tiempo y comprendido similarmente en todas las culturas, cuando en la noche el fuego era calor, abrigo e iluminación que ahuyentaba fieras y temores, para su confort y seguridad, en su descanso, y en el día el sol era fuego y luz perenne, que les posibilitaba efectuar actividades cotidianas para satisfacer necesidades vitales de alimentación, vestido y alojamiento.
Asociada al culto a la tierra y demás elementos y fenómenos de la naturaleza, además de simbolizar la pureza y la fertilidad, en esta festividad convergen también la esperanza y la fe de los creyentes, por eso en algunos pueblos se tiene la costumbre de llevar a bendecir en este día las mazorcas que van a servir de semillas, igual que frijol, trigo y otros cereales, para la próxima temporada de siembra, porque para ellos ese festivo día todo se purifica, tal como la Virgen María, al fin de la cuarentena, y el Niño Jesús, en su presentación al templo..
Bendición del Día de la Candelaria tras culminar la misa. Templo Marcelino Champagnat – Morelia FOTO/Eduardo Garibay Mares
Rosca de Reyes y Día de la Candelaria
Adaptada la tradición popular a contextos de vida actuales, es el día 6 de enero, día de los Reyes Magos Melchor, Gaspar y Baltasar, cuando las familias mexicanas se reúnen para partir la sabrosa “Rosca de Reyes”, donde cada quien corta el pedazo de pan que se va a comer, el cual acompañan de una bebida de chocolate caliente, preparado en agua o en leche, y es el caso que a quienes les tocó en suerte encontrar una figura que representa al Niño Dios, en el pedazo de pan que partieron, se comprometen a invitar a los demás concurrentes que compartieron la partición de la rosca, a una cena de tamales y atole, el siguiente 2 de febrero.
Conclusiones
La celebración del Día de la Candelaria el 2 de febrero, con que se venera a la Virgen María madre de Jesús y que asimismo implica la presentación del Niño Dios como acontecimiento central, es fiesta religiosa que evoluciona al ser adaptada acorde a respectivas costumbres de comunidades rurales, suburbanas y urbanas, como lo ejemplifica el hecho de que en algunas poblaciones se reúnan familiares y amigos en tertulia, al atardecer, en torno a una fogata frente a la puerta de la casa anfitriona, en un convite de tamales, buñuelos, atole, ponche y demás antojitos, con lo que culminan este evento eclesiástico-seglar que engarza en lo religioso relaciones de parentesco y amistad, a fin de consolidarlas o configurarlas, y así sucesivamente año con año, en torno al levantamiento del Niño Dios.
Fervor religioso de familias el Día de la Candelaria. Templo San Marcelino Champagnat – Morelia. FOTO/Eduardo Garibay Mares.
Además del fin primordial de fortalecer la fe en Dios y la manifestación de amor a la Virgen Santísima de la Candelaria y a Jesús niño, este festejo es toda una tradición en México, aunque celebrado de manera diferente en hogares, pueblos y ciudades de la República mexicana, ya que evoluciona integrando de paso a autoridades gubernamentales con la población, al tiempo que también se extiende a centros de trabajo, donde en la partición de la “Rosca de Reyes” conviven directivos y trabajadores, es decir, una fiesta religiosa que incide en la consolidación de un evento popular importante, que debe aprovecharse para la eficaz promoción de la unidad comunitaria y familiar.




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